martes, 23 de febrero de 2010

Salud gratuita, imprevisión costosísima


Colapso del sistema público por culpa de la irresponsabilidad

Fui uno de los que felicitó, y varias veces, la decisión del Gobierno de promover la gratuidad integral de los servicios de salud pública en el país. No me arrepiento de ello y sigo felicitando dicha voluntad expresada a través de decretos presidenciales y resoluciones ministeriales.

Recuerdo que cuando publiqué un comentario al respecto, un médico devenido en colega mediático, me había señalado mi ingenuidad y mi falta de conocimiento de “lo que se seguía haciendo mal en materia de salud pública”. Yo seguí atentamente sus expresiones y solo atiné a decirle que me parecía que, pese a todo y pese a que hubieran otros males por subsanar, la decisión política de hacer gratuito el acceso a la salud pública era un paso que ningún gobierno había dado y que éste se atrevió a darlo y por ello había que felicitarlo. Aún cuando hubiera que todavía atender otros aspectos para que dicha decisión sea eficaz. En posteriores ocasiones, otros médicos me hicieron similares objeciones.

A más de un año de aquella medida inicial, de aquella columna de opinión y de ese intercambio de pareceres, insisto en la felicitación, pero permítanme abundar y reforzar la segunda parte de mi primera reflexión. De hecho, mi felicitación no fue ni será jamás un cheque en blanco.

La gratuidad de los servicios de salud pública es una necesidad desde siempre y ningún gobierno se animó a promoverla efectivamente. Este gobierno lo hizo y hay que reconocerlo. Pero la mera expresión de voluntad o el mero decreto no bastan. Si los decretos y resoluciones no han tenido una necesaria previsión y planificación, la medida queda apenas en un impacto populista. Y el efecto boomerang puede ser peor.

De hecho, en estos días los medios de prensa dan cuenta de cómo está colapsando el sistema debido al incremento sustancial de la demanda. Algunos hechos visibilizados y algunas explicaciones oficiales son significativos. Gente siendo agendada bajo árboles porque la infraestructura del hospital no da abasto; incremento de la demanda “justo cuando la mayoría del personal está de vacaciones”; falta de medicamentos u ostensible restricción para su entrega.

La ministra de Salud trata de explicar dicha situación, pero la gente no espera explicaciones, sino eficacia. Tanto en el anuncio de una medida altamente necesaria –gratuidad en el servicio- como en la planificación y adecuación requeridas para garantizar efectivamente el acceso de la población a dichos servicios. De lo contrario, da la impresión de haberse construido castillos de arena populistas que no aguantan ni las ventiscas de una previsible y anunciada demanda ciudadana.

Salud gratuita bien, pero el costo de la falta de planificación es muy alto. Tan alto que puede incluso recrear los desencantos de la gente no sólo con las autoridades sino con la misma democracia, tantas veces acusada de “ineficiente”. Los cantos de sirena autoritarios, los pregones de los agoreros del caos institucional, las falacias politiqueras de los oportunistas de siempre se verán cebados en la ineptitud de quienes, aún con buenas intenciones, dejan flancos debilitados por efecto de la falta de planificación y previsión.

Nuestra gente y nuestra democracia necesitan salud gratuita. Pero también un ejercicio responsable y planificado de la función pública.

José María Costa

martes, 9 de febrero de 2010

Manual del cambio perfecto


Siete lecciones para no ser reaccionario y sumarse al cambio

Lección 1: Ud. está invitado a sumarse al cambio… pero sin gastar mucha energía. Ud. vive en un país con la mayor represa hidroeléctrica del mundo, pero será premiado si evita prender un foco y será castigado si consume dicha energía. No se pregunte por qué. El cambio es así. Siempre la culpa está en los “de antes” y “la gente debe comprender” que en un año, en dos, en 10 o en los que sean, “no se pueden solucionar todos los problemas”.

Lección 2: Dése un baño de cambio… pero sin agua, por favor… Ud vive en el país que tiene la mayor reserva acuífera del mundo, pero la canilla servida por la aguatera estatal sólo le suministra aire, o algunas gotas locas. No se queje, Ud. está siendo parte del cambio: cambiará su costumbre de bañarse con ducha, por utilizar palanganas al estilo de la bisabuela… El baño cosaco (unas gotas por abajo y otras en el sobaco) será el estilo del verano socialista del siglo XXI.

Lección 3: Pise tierra y piense con mentalidad de cambio. La tierra es de quien la trabaja… y los dividendos, de quien actúa de gestor para la compra de esas tierras. No crea que acabarán los campesinos sin tierra, pero florecerán los líderes campesinos con dólares. A pedido de su homónimo y sus amigos, los “peritos” dirán que las tierras para la bendita “reforma agraria” puedan costar entre 3 a 4 veces más de lo que el propietario haya ofrecido.

Lección 4: Súmese al cambio de todo para no cambiar nada… El “gobierno de los amigos” no tiene por qué ser un patrimonio de los colorados… algo de eso se puede aprender de quienes mantuvieron el poder por décadas. “Los parientes también tienen derecho a trabajar”, es la consigna. Y los amigos, ni qué decir. No importa que la silla de una entidad binacional quede grande o que después de un año de supuestamente haber hecho “bien las cosas”, ahora también se diga que todo lo hecho por el antecesor “fue un desastre”… Ah, no se pregunte qué responsabilidad tiene el Presidente en ese desastre… total, él no tiene luego responsabilidad en nada. O si la tiene, ningún examen de ADN podrá probarlo…

Lección 5: Aprenda a reubicarse. Si durante cierto tiempo gozó de la confianza episcopal y luego cayó en desgracia, Ud. tiene dos opciones: O se deja llevar por la corriente del “cambio”, y espera ser reubicado en otro cargo para seguir prendido a la teta estatal… o puede “ver la luz” y descubrir finalmente que “Lugo lleva al país por un mal camino”. Si opta por esto último, olvídese de ser el “justo equilibrio”, pues pasará a formar parte del elenco de “retardatarios y reaccionarios” que “no quieren el cambio” en el país…

Lección 6: Aproveche la “salud gratuita para todos” y la “nueva escuela pública”… Pero no las aproveche tanto, porque si no, Ud. va a ser el responsable de que colapse el sistema. No se pregunte por qué con tanta salud gratuita y escuela pública renovada, los ministros y dirigentes del gobierno prefieren seguir recurriendo a seguros de salud y colegios privados. El cambio es para usted, ¿o qué cree? ¿Qué la elite revolucionaria debe concurrir a la escuelita del barrio o al centro de salud semiderruido preparados para las masas? Esa elite está para dirigir el cambio, no para utilizar los servicios del socialismo del siglo XXI.

Lección 7: Después de leer esto, y aunque cumpla todas las lecciones, no se arriesgue. Si no lo hizo antes, firme un pedido de reelección sempiterna, reclame la reforma constitucional o afíliese a alguno de los micropartidos que son “dueños del cambio”… De lo contrario, haga lo que haga, seguirá en la vereda de enfrente… y seguirá siendo un reaccionario total…

José María Costa

La lección de los gua’i


Transparencia teeté y no meras proclamas

Algunos todavía están buscando la fórmula para inventar la pólvora. Otros se llenan la boca de discursos y, a la hora de los hechos, naufragan bajo los ventarrones de la corruptela y la ineficiencia. Otros más siguen tomando nota de cursos y manuales de “buenas prácticas” y terminan licenciándose en capacitaciones inútiles o volviéndose expertos en talleres y seminarios rimbombantes, de mucho ruido, costosos honorarios y pocas nueces. Y los hay quienes se pasan diciendo “tenemos puertas abiertas para todos”, en una actitud que esencialmente es candado para cualquier escrutinio y control del público sobre el manejo de la cosa pública. Valga la incoherencia.

Todos ellos debieran tomar el ejemplo de Villarrica, de sus autoridades municipales y de sus ciudadanos. No precisaron tanta alharaca ni autobombo en conferencias de prensa de preguntas restringidas. No recurrieron a publicidades seudo institucionales pagadas por las binacionales ni precisaron contratar costosos asesores de presidentes extranjeros. Hicieron apenas lo que debían hacer y convirtieron a la capital del Guairá en la capital de la transparencia y la participación ciudadana.

Ayer, lunes 21, se realizó en Villarrica la séptima versión de la Jornada de Transparencia y Participación Ciudadana, evento creado y ya convertido en una tradición en esta ciudad, cuyas autoridades municipales rinden cuenta anualmente de su gestión a la ciudadanía. Y la ciudadanía conoce y sabe que ése es un derecho suyo y no una simple “concesión graciosa” de sus gobernantes comunales.

La cultura de la transparencia se ha instalado en Villarrica. Los funcionarios comunales saben que se deben a la gente y, orgullosos, año tras año, presentan en una EXPO-TRANSPARENCIA sus logros, sus resultados, así como sus desafíos pendientes. Es un mérito compartido quizás con las autoridades comunales, pero todos saben que esta costumbre, convertida ya en una cultura favorable hacia la transparencia, no podrá ser desatendida ni obviada por ningún mandatario que ocupase la administración municipal en adelante.

No es un estado perfecto de anticorrupción, ni estamos ante una administración perfecta. Pero sí tenemos a una ciudad, una comunidad, unas autoridades y unos funcionarios que han comprendido que la transparencia y la eficiencia en la gestión son deberes permanentes que deben atenderse para bienestar de todos. A tal punto que ahora ya están embarcados en otro nuevo desafío: avanzar en la modernidad para mejorar la gestión.

Coincidente con la jornada de ayer, se ha anunciado el plan de modernización en la gestión que llevará a que Villarrica se convierta en la primera CIUDAD DIGITAL del Paraguay, con la implementación del gobierno electrónico. Ello apunta a tener un municipio más moderno, más inclusivo, más alcance del control de la gente, más abierto a la modernidad.

Mientras a nivel central todavía se están pagando consultorías con préstamos y donaciones monumentales para ver qué hacer al respecto, Villarrica ya está dando pasos adelantados, incluso por delante de la legislación nacional, para avanzar en la estructuración de una gestión gubernamental acorde al siglo XXI. Y todo ello, teniendo como eje conductor y preocupación fundamental la transparencia y la eficiencia en la gestión.

El sitio web municipal, www.villarrica.gov.py, es un ejemplo de cómo puede disponerse la información pública al alcance de la gente, sumado a iniciativas como estas audiencias públicas, carteles en la vía pública conteniendo los salarios de autoridades y funcionarios; teléfonos de acceso a la información; publicaciones de los gastos de royalties y listas de cheques pagados, entre otros.

Con todo esto, y comprendiendo que todavía hay mucho que avanzar, cómo no pensar que los gua’i tienen mucho que enseñarnos cuando se quieren hacer las cosas bien y no del revés. Valga la paradoja.

José María Costa