jueves, 23 de septiembre de 2010

Constitución chicle


Para unos, la democracia es hacer que las instituciones funcionen de acuerdo a la Constitución y las leyes; para otros, la democracia es hacer que las instituciones y la Constitución funcionen de acuerdo a sus antojos. Para unos, la Constitución defiende la propiedad privada; para otros, consagra que la tierra es un bien social.

Para unos, el derecho a la huelga pertenece a todos; para otros, no pertenece a los funcionarios públicos. Para unos, la Constitución consagra la protección del derecho de la niñez por encima de todo; para otros, los derechos propios están por encima de todos. Para unos, la Constitución dice que la opción sexual es un derecho absoluto; para los mismos, los demás no tienen derecho, y eso es aún más absoluto. Para unos, la libertad de expresión es un derecho relativo: funciona en relación a quien se expresa y a qué expresa. Para otros, la libertad de expresión es absoluta y les permite violar los derechos de otros.

Para unos, la Constitución dice que la Corte es la única autorizada para interpretar la Constitución; para otros, la interpretación es libre. Para unos, los obispos no pueden ser candidatos a Presidente; para otros, los obispos pueden ser candidatos a Presidente. Para unos, el Senado debe decidir quién es senador y quien no; para otros, lo debe decidir el pueblo. Para unos, el Tribunal Superior de Justicia Electoral es la institución que define los títulos de quienes son electos; para otros, apenas decide qué cupos corresponde a cada partido en la larga lista de contratados y funcionarios fantasmas.

Para unos, las resoluciones judiciales se cumplen aunque puedan ser criticadas; para otros, se critican y se cumplen sólo si favorece al propio interés. Para unos, según la Constitución, Duarte Frutos es senador legítimo; para otros, según la Constitución, no lo es. Para unos, si se lee bien la Constitución, Jorge Céspedes y Alberto Grillón son senadores mau; para otros, si se lee bien la Constitución, por mayoría simple del Senado, pueden ser senadores legítimos y legales. Para unos, el voto aplanadora era un mal de la dictadura; para los mismos, el voto aplanadora es un arma legal y legítima cuando la conducen ellos. Para unos, la Constitución dice que la Corte tiene la última palabra en un conflicto judicial; para otros, ratifican que Argaña tenía razón y los que no tienen la mayoría “pueden ir a llorarle a su abuela”.

Para unos, están “a favor de la Constitución” y por ello rechazan dar quórum al Senado para evitar que jure Nicanor; para esos mismos, integrar la lista sábana encabezada por Nicanor y no denunciar la ilegitimidad de éste era absolutamente constitucional y moral. Para unos, la Constitución dice que evitar el quórum parlamentario es un “derecho político” legítimo. Para los mismos, según sea otro el tema de fondo, evitar el quórum parlamentario es una forma de “trabar el cambio y boicotear al gobierno”.

Para unos, el prebendarismo es una rémora del pasado colorado y stronista; para los mismos, el prebendarismo es un recurso político “absolutamente legítimo” cuando es el propio partido y grupito el que lo ejerce. Para unos, el terrorismo de estado del stronismo era de lo peor; para los mismos, ahora, el EPP es apenas una expresión grave de las necesidades sociales no resueltas. Para unos, el cambio es estar en el gobierno; para otros, el cambio es volver al gobierno.

En fin, tenemos Constitución chicle, que se estira, se interpreta y se ajusta a lo que unos y otros quieren. No importa lo escrito en ella, no importa el espíritu con el que se la redactó, no importan los principios del Derecho para interpretar las leyes. Sólo importa el lado del que unos y otros están en esta rueda de la política que gira y gira.

Con los hechos, con las palabras, con las actitudes de unos y otros, todo se está volviendo relativo… Relativismo moral, relativismo político, relativismo legal… Y conste que, vaya paradoja, todo esto deviene del absolutismo con que piensan y actúan los unos y los otros.

José María Costa

jueves, 2 de septiembre de 2010

PMAS Pictures Inc.



Acerca de los tantos "shows de la mentira"...

¡Sensacional estreno! ¡Todas las mentiras dichas en contra de Lucho González Macchi y su ministro de Justicia y Trabajo. En una sensacional super-producción casera… “Lucho y sus amigo parduchos”… ¡No se lo pierda! ¡Estreno mundial!

¿Ud cree todo lo que dijeron de nosotros? ¿Ud. está en el montón?... ¡Súmese al cambio! ¡Cambie su modo de ver las cosas!... “Los Cuatro Magníficos de Oro”. Toda la verdad no dicha sobre el cuatrinomio de la esperanza republicana… Con guión del consagrado Alexander Cáceres Almada y la dirección de Red Poncho… ¡Acción y aventuras aseguradas! En cines del Mbopi Kuá Mall.

Si le gustó “Giuzzio el Vengador” y “Giuzzio, el impacable defensor de la Justicia”… No se pierda ahora… “Giuzzio el perseguidor político” ¿Ud creía que nuestros héroes no cambiarían? ¿Para qué estamos en el tiempo del cambio si no?... Vamos… Déjese llevar por la corriente del Coloradismo del Siglo XXI que dijo de todo contra el antes héroe, y ahora anti-héroe de la Justicia paraguaya!... “Giuzzio, el perseguidor político”… Sólo en cines… del PMAS…

La lista podría seguir… depende de cuánta imaginación pudiera uno tener o estimular… Aunque dudo que la ficción llegue a superar a ciertas realidades de nuestra “criolla real politik”.

Defender a los propios no es extraño a los grupos y las logias, sean de tinte político, social, gremial, masónico o religioso. El “chancho del chiquero propio” es una fórmula harto expandida en la política “tradicional” (como gustan llamar algunos) y ahora -¡vaya sorpresa!- también en la política “del cambio”, en la política “ñembo innovadora“.

¿Por qué esta maldita costumbre de destruir las esperanzas de la gente adoptando y mejorando modelos y vicios de los tiranosaurios políticos? ¿A qué se debe que es tan fácil caer en las triquiñuelas e iniquidades practicadas e institucionalizadas por los gurúes del autoritarismo y la autocracia? ¿Qué laboratorio nacional o extranjero podrá darnos el mapa exacto e incontrovertible del ADN de los hijos no reconocidos, pero sorprendentemente parecidos a los “padres” de la política corrupta, insensible, rastrera de nuestra sociedad?

No sé. Tal vez el Dr. Francia debiera ayudarnos hoy a buscar el otro hueso perdido, el que hace que los políticos paraguayos jóvenes yergan sus gargantas pero dobleguen sus conciencias para nutrirse y copiar de manera tan alevosa las perversiones de los antecesores, de los cuales reniegan, a los cuales maldicen, pero de quienes terminan siendo fieles –aunque no formales- discípulos suyos.

Mientras tanto, podemos asistir a los estrenos de la Nueva Corriente Audiovisual y Clasista que nos sugiere un partido joven, con fe en la patria… O crear nuestra propias productoras cinematográficas para consumir “el cine que queremos y nos merecemos”… Después de todo, el onanismo político no está prohibido… y ni necesitamos ley de matrimonio narcisista para aplacar nuestras ansiedades seudolegalistas…

José María Costa