martes, 28 de agosto de 2012

Proyecto "grande" pero con sospechosa letra chica...


Cuando el milagro es grande, hasta el santo desconfía. Cuando la filantropía es excesiva, hay que mirar la letra chica de la caridad…  Con muy buenas intenciones, varios sectores están impulsando el Proyecto de Ley que crea el FONDO NACIONAL DE INVERSIÓN PÚBLICA Y DESARROLLO (FONACIDE). El problema es la letra chica del proyecto…

“Atar” la inversión para un sector a través de una ley es legítimo y hasta la Constitución dispone un mínimo presupuestario para ser destinado a educación. Sin embargo, cuando los proyectos se plantean “atados” hay que aguzar la inteligencia e incrementar el debate para que como sociedad no seamos sorprendidos en nuestra buena fe… 

Es importante no dejarse arrastrar por los manifestaciones efectistas, emotivas declaraciones o campañas lacrimógenas que, como en este caso, se suelen estimular como “lobby” parlamentario y, por el contrario, hay que leer bien la letra chica antes de meter la pata o actuar de manera funcional para una causa oculta. El proyecto contiene propuestas interesantes: porcentajes presupuestarios para educación e investigación, un sistema fiduciario para el manejo de los fondos, etc. Pero también tiene “letras chicas” que hay mirarlas y debatirlas. Y más aún, se debe discutir abiertamente qué porcentajes deben destinarse a qué áreas. La educación es una gran necesidad en el Paraguay, pero también lo son la salud, el trabajo, la seguridad, la infraestructura. Y para decidir hay que debatir, no solo hacer campañas espectaculares.

La “letra chica” del proyecto parece evidenciar una solapada intención de facilitar el interés particular de ciertas organizaciones privadas que se constituirían en beneficiarios indirectos –o directos- de una inversión (¿negocio?) que podría estar gestándose con este aval legislativo en forma de “previsión presupuestaria atada”.

Me refiero precisamente al párrafo del proyecto que dice:
Artículo 12. El objetivo de “Educación 2030” es financiar única y exclusivamente los siguientes programas y proyectos:
a. La adquisición de una computadora por niño y por docente, que consistirá en un aparato a ser donado a cada alumno de la enseñanza en las escuelas y colegios públicos y facilitando a cada docente una computadora de acuerdo a sus necesidades, con los requerimientos y servicios conexos directamente relacionados a la aplicación de la misma, así como la última generación de software libre, priorizando a los alumnos de temprana edad y preferentemente de manera simultánea dentro de un mismo distrito, así como otros recursos tecnológicos complementarios, que aporten al mejoramiento de los procesos educativos y de sus contenidos a través del uso de las TIC (Tecnológicas de la Información y Comunicación) y el desarrollo en todos los estudiantes de las competencias digitales necesarias para participar y contribuir activamente en la sociedad, a lo que se destinará entre el 30% y el 40% del Presupuesto Anual del Fondo.”

Fíjense que el PRIMERO de los proyectos que deben ser financiados “única y exclusivamente”, y al que se destinará entre el 30 y 40 % de los fondos, es uno impulsado por una ONG, específicamente la  ONG Paraguay Educa. Sumemos a esto que un párrafo antes, el proyecto se encarga de definir explícitamente que “el Ministerio de Educación y Cultura, en adelante denominado MEC, no podrá remplazar ninguna política universal de equipamiento, materiales escolares o subsidio a actividades educativas complementarias dentro y fuera del establecimiento escolar, con la asignación creada por esta Ley”.(sic)

Para “perfeccionar” todo, al proyecto sólo le faltaría estipular: “y se contratará a la ONG Paraguay Educa para el efecto”… Al parecer, algo de vergüenza quedaba al redactar esos párrafos.

Como ciudadano, me preocupa que este proyecto tan sustancial y legítimo sea presentado con este tipo de “letras chicas” que desvirtúan su magnanimidad y echan un manto de sospecha que sus autores y promotores deberían aclararlo. Creo que la educación es algo tan importante que no debe ser mezclada con el populismo, las intenciones sectoriales (por más vestidas de “sin ánimo de lucro” que aparezcan) ni con los afanes políticos o de figuración que pudieran existir en sus promotores. 

Por cuestión de espacio no me referiré a la polémica existente –y en Paraguay poco difundida- respecto a si los programas de “Una computadora por niño” realmente contribuyen eficazmente a la mejora en el aprendizaje. En Paraguay hay investigaciones que señalan que nada de esto se ha podido verificar de manera concluyente. Y podríamos hablar de eso más adelante. Incluso podríamos convenir que el uso de las TICs en educación es conveniente y hasta imprescindible, pero no necesariamente con el modelo “uno a uno” que postula Paraguay Educa. Es de racionales analizar y evaluar las demás opciones existentes al respecto y sobre todo ver los efectos reales para la calidad educativa… si es esto lo que se pretende. Ahora, si lo que se busca es el negocio…

Mientras tanto y mientras los legisladores deban analizar este proyecto, debo manifestar, con mucho respeto a los que de corazón y con buena fe apoyan una iniciativa así, que por más que el negocio se vista de oenegé filantrópica, muchas veces negocio queda… Y no está bien que dicho objetivo particular se oculte bajo el ropaje de una necesidad tan sentida como la educación ni de un proyecto de ley que probablemente tiene intenciones magnánimas, pero también letras chicas que lo enturbian.

José María Costa