Cuando el milagro es grande, hasta el
santo desconfía. Cuando la filantropía es excesiva, hay que mirar la letra
chica de la caridad… Con muy buenas
intenciones, varios sectores están impulsando el Proyecto de Ley que crea el FONDO NACIONAL DE
INVERSIÓN PÚBLICA Y DESARROLLO (FONACIDE). El problema es la letra chica del
proyecto…
“Atar” la inversión para un sector a
través de una ley es legítimo y hasta la Constitución dispone un mínimo
presupuestario para ser destinado a educación. Sin embargo, cuando los proyectos
se plantean “atados” hay que aguzar la inteligencia e incrementar el debate
para que como sociedad no seamos sorprendidos en nuestra buena fe…
Es importante no dejarse arrastrar
por los manifestaciones efectistas, emotivas
declaraciones o campañas lacrimógenas que, como en este caso, se suelen estimular como “lobby”
parlamentario y, por el contrario, hay que leer bien la letra chica antes de
meter la pata o actuar de manera funcional para una causa oculta. El proyecto contiene
propuestas interesantes: porcentajes presupuestarios para educación e investigación,
un sistema fiduciario para el manejo de los fondos, etc. Pero también tiene
“letras chicas” que hay mirarlas y debatirlas. Y más aún, se debe discutir abiertamente
qué porcentajes deben destinarse a qué áreas. La educación es una gran
necesidad en el Paraguay, pero también lo son la salud, el trabajo, la
seguridad, la infraestructura. Y para decidir hay que debatir, no solo hacer
campañas espectaculares.
La “letra chica” del proyecto parece
evidenciar una solapada intención de facilitar el interés particular de ciertas
organizaciones privadas que se constituirían en beneficiarios indirectos –o
directos- de una inversión (¿negocio?) que podría estar gestándose con este
aval legislativo en forma de “previsión presupuestaria atada”.
Me refiero precisamente al párrafo
del proyecto que dice:
Artículo 12. El objetivo de “Educación 2030” es financiar única y exclusivamente los
siguientes programas y proyectos:
a. La adquisición de una computadora
por niño y por docente, que consistirá en un aparato a ser donado a cada
alumno de la enseñanza en las escuelas y colegios públicos y facilitando a cada
docente una computadora de acuerdo a sus necesidades, con los requerimientos y servicios conexos directamente
relacionados a la aplicación de la misma, así
como la última generación de software libre, priorizando a los alumnos de
temprana edad y preferentemente de manera simultánea dentro de un mismo
distrito, así como otros recursos tecnológicos complementarios, que aporten al
mejoramiento de los procesos educativos y de sus contenidos a través del uso de
las TIC (Tecnológicas de la Información y Comunicación) y el desarrollo en
todos los estudiantes de las competencias digitales necesarias para participar
y contribuir activamente en la sociedad, a
lo que se destinará entre el 30% y el 40% del Presupuesto Anual del Fondo.”
Fíjense que el PRIMERO de los
proyectos que deben ser financiados “única y exclusivamente”, y al que se
destinará entre el 30 y 40 % de los fondos, es uno impulsado por una ONG,
específicamente la ONG Paraguay Educa. Sumemos a esto que un párrafo
antes, el proyecto se encarga de definir explícitamente que “el Ministerio de Educación y Cultura, en
adelante denominado MEC, no podrá
remplazar ninguna política universal de equipamiento, materiales escolares
o subsidio a actividades educativas complementarias dentro y fuera del
establecimiento escolar, con la asignación creada por esta Ley”.(sic)
Para “perfeccionar” todo, al proyecto
sólo le faltaría estipular: “y se
contratará a la ONG Paraguay Educa para el efecto”… Al parecer, algo de vergüenza
quedaba al redactar esos párrafos.
Como ciudadano, me preocupa que este
proyecto tan sustancial y legítimo sea presentado con este tipo de “letras
chicas” que desvirtúan su magnanimidad y echan un manto de sospecha que sus
autores y promotores deberían aclararlo. Creo que la educación es algo tan
importante que no debe ser mezclada con el populismo, las intenciones
sectoriales (por más vestidas de “sin ánimo de lucro” que aparezcan) ni con los
afanes políticos o de figuración que pudieran existir en sus promotores.
Por cuestión de espacio no me
referiré a la polémica existente –y en Paraguay poco difundida- respecto a si
los programas de “Una computadora por niño” realmente contribuyen eficazmente a
la mejora en el aprendizaje. En Paraguay hay investigaciones que señalan que nada de esto se ha
podido verificar de manera concluyente. Y podríamos hablar de eso más adelante.
Incluso podríamos convenir que el uso de las TICs en educación es conveniente y
hasta imprescindible, pero no necesariamente con el modelo “uno a uno” que
postula Paraguay Educa. Es de racionales analizar y evaluar las demás opciones
existentes al respecto y sobre todo ver los efectos reales para la calidad
educativa… si es esto lo que se pretende. Ahora, si lo que se busca es el
negocio…
Mientras tanto y mientras los
legisladores deban analizar este proyecto, debo manifestar, con mucho respeto a
los que de corazón y con buena fe apoyan una iniciativa así, que por más que el
negocio se vista de oenegé filantrópica, muchas veces negocio queda… Y no está
bien que dicho objetivo particular se oculte bajo el ropaje de una necesidad
tan sentida como la educación ni de un proyecto de ley que probablemente tiene
intenciones magnánimas, pero también letras chicas que lo enturbian.