viernes, 21 de agosto de 2009

Del dicho al hecho


Racconto al cumplirse el primer año de gobierno de Lugo

La memoria suele ser flaca. La memoria paraguaya lo suele ser aún más. Por eso creo pertinente, a un año del inicio del Gobierno de Fernando Lugo, recordar algunos de los principales anuncios y compromisos asumidos habiendo jurado aquél 15 de agosto del 2008 como Presidente de la Nación.

Decía: “El cambio no es una cuestión electoral; el cambio en Paraguay es una apuesta cultural, quizás la más importante en su historia. Por lo tanto, no se trata de un proceso que tiene vencedores ni vencidos, eso no nos interesa, ni propietarios exclusivos, tampoco”. Hoy por hoy, quien ose criticar es automáticamente tildado de “enemigo del cambio”. En contrapartida, para ser “protagonista del cambio” hay que ser de izquierda, a cuál más radical, o nada. “Socialismo o muerte” es la consigna, al menos de los seguidores de Lugo, no desmentidos por él. Esto es pluralismo del siglo XXI.

Decía: “Queremos recobrar ese valor de los gobiernos que conjugaron honestidad y austeridad como ecuación del supremo sacrificio por la patria”. Entre los incrementos innegados del prebendarismo estatal y los aumentos inexplicables de los gastos reservados, además de algunas evidencias mediáticas de camionetas lujosísimas pomposamente ostentadas por el nuevo establishment, hablan poco o nada del “sacrificio” y sí más de la dulce tentación del poder.

Decía: “Hoy termina un Paraguay exclusivo, un Paraguay secretista, un Paraguay con fama de corrupción”. Algo se ha visto en materia de lucha contra la corrupción, pero lastimosamente sólo de la corrupción ajena, aquella que puebla la historia de los 61 años de la sempiterna excusa para la ineficacia actual. El Paraguay secretista aún carece de normas explícitas o acciones precisas en las instituciones estatales para dotar de transparencia o un adecuado, oportuno y eficaz acceso ciudadano a la información pública. El derecho constitucional de acceso a la información pública sigue sin reglamentarse y sigue siendo un calvario para el ciudadano obtener información, o al menos saber a quién pedírsela.

Decía: “Queremos que en este tiempo, en este tiempo, las Fuerzas Militares se dignifiquen y sean amigas y compañeras de la comunidad paraguaya”. Para más datos, recordemos la “toma del cuartel del Comando de Ingeniería”… o la pusilánime actuación oficial ante el ingreso de militares bolivianos en territorio chaqueño. Decía: “!!Un soldado hermano está naciendo en Paraguay!” ¿Será el soldado bolivariano y correligionario?.

Decía: “Pondremos un máximo esfuerzo por quitar definitivamente el estereotipo de ´zonas liberadas o peligrosas´ a regiones como San Pedro, o los bañados de Asunción…” Más datos con Elvio Benítez y Paková Ledesma.

Decía: “Las naciones indígenas esperan a la orilla del camino que alguien les convoque a reapropiarse de sus tierras”. Las plazas Uruguaya e Italia son sus “tierras” nuevas, luego de la espléndida y populista iniciativa gubernamental que quiso instaurar el voto directo para elegir titular del INDI y terminó siendo un tiro por la culata. Miseria y marginación social, del campo a la ciudad.

Decía: “Hoy cuando este hombre de fe, y este laico comprometido con su tiempo atravesaba la ciudad, ha visto una vez más lo que nos llena de pena y de vergüenza. Nuestros niños, son nuestros niños de la calle… No sé en cuanto tiempo. No sé si lograremos tumbar definitivamente al monstruo de la miseria que los condena, pero sepan, eso sí: que al igual que con la causa de los indígenas, los niños en situación de miseria tendrán a más de las instituciones asignadas, la ocupación personal de este Presidente que es de ustedes”. En fin, ¿merece esto algún comentario más?

Por último, no se diga que todo es malo. Lo bueno de esto es que el propio Presidente haya reconocido que es lento e ineficaz. Ya tuvo un año para reflexionar sobre ello. Ojalá que el segundo lo ocupe en empezar a revertir eso.

José María Costa