jueves, 23 de diciembre de 2010

Don Seba, mi héroe civil del 2010

Propongo firmemente a Don Seba como Héroe Civil del año 2010. Don Sebastián Romero. ¿Quién es? Sebastián Romero, 65 años, padre de 7 hijos y de profesión albañil. Si no lo conocen, es quien hace unos días repitió una “hazaña” que capturó la atención pública para defender los derechos de todos los ciudadanos: se trepó a una antena del edificio del IPS y desde allí reclamó que mejore la atención a los asegurados.

Años atrás ya había subido a la antena de Radio Viva para reclamar el cobro de indemnización como ex víctima de la dictadura de Stroessner.

Algunos dirán: “Es un tarado”, o “su acción fue exagerada”, o “al final, no sirvió para nada su aventura”, o “es un figuretti que quería prensa y nada más”. Tales reacciones no serían extrañas en una sociedad donde, por ejemplo quien reclama el derecho colectivo al chofer del colectivo del transporte público (valga la redundancia) es chiflado y abucheado por el resto de los pasajeros que celebran la tradicional e irrespetuosa salida del conductor “Por qué no te bajás y te pagás un taxi si sos tan delicado?”.

Don Sebastián ya tiene “historia” en esto de trepar antenas. Lo hizo la primera vez años atrás subiendo a la antena de Radio Viva. Hace 10 días, su aventura duró unas 3 horas y pudimos enterarnos en ese lapso que esta vez enfrentaba no sólo el dolor de una esposa fallecida recientemente por culpa del cáncer, sino él mismo estaba en medio de una lucha contra dicho mal, como “paciente oncológico” del IPS. Es decir, su dolor no hizo mella para repetir una protesta que esta vez reivindicaba algo tan básico como una atención oportuna, humana y eficiente en el mayor hospital de la seguridad social del Paraguay. Pero una atención no sólo para él, sino para todos los pacientes de la previsional. Don Seba fue vocero de la realidad amarga y lacerante que sufren los pacientes del IPS día a día, ante la insensibilidad de sus funcionarios y autoridades.

Antenas para reclamar

A los ciudadanos paraguayos nos faltarían antenas si tuviéramos que seguir el ejemplo de Don Seba. El IPS se ha convertido en una institución totalmente partidizada, coto de prebenda política e ineficiencia pública, gracias al desprecio institucionalizado hacia los verdaderos dueños de la entidad: los asegurados.

Médicos que se ausentan y se suspenden citas tomadas con 20 30 0 90 días de anticipación; tratamientos que aseguran la muerte del paciente debido a los largos tiempos de espera para el acceso a un médico especialista o a un estudio específico; maltrato permanente a los asegurados y sus parientes; salas de internación a cargo de pasantes y médicos residentes; oscuridades persistentes en la administración de recursos. Todo esto es nada más que un reflejo del resto de la sociedad donde los derechos de los ciudadanos son conculcados y avasallados por la ineficiencia y el desprecio de funcionarios y autoridades a quienes importa más sus adhesiones políticas que el cumplimiento de sus funciones.

Don Seba no cerró rutas ni invadió plazas o campos, como sí lo hacen otros que juegan a “machitos” afectando derechos de terceros para reivindicar dudosos derechos propios. Don Seba no avasalló a nadie para reclamar el derecho de todos. Don Seba ofreció su propia seguridad y vida para protestar y reclamar en nombre de todos, para que todos sean respetados.
Las autoridades quisieron minimizar su acción, prometieron de todo, pero hoy día todo ha vuelto a su cauce “normal” de ineficiencia, irrespeto y negligencia en el IPS.

Ciudadanía valiente vs. Ciudadanía resignada

En el resto de la sociedad, lastimosamente, quizás también ocurrirá lo mismo. Pero la acción de Don Seba, por eso mismo, debe ser rescatada y valorada: porque es el ejemplo latente, viviente, de una ciudadanía que peligrosamente estamos perdiendo, la ciudadanía que es capaz de rebelarse contra la opresión, que protesta y reclama cuando sus derechos son avasallados, la ciudadanía que puede afrontar riesgos y aventurar acciones heroicas en pro de los derechos de todos. Tanto nos hace falta como ciudadanos, para dejar esta modorra complaciente y resignada que es aprovechada por los políticos, por los funcionarios y las autoridades ineptas en muchas instituciones públicas, para seguir haciendo su carnaval de inutilidades e ineficiencias institucionales.

Por eso, a Don Seba, honorable conciudadano, mis respetos , gratitud y reconocimiento. Lo propongo como héroe civil personal. ¿Alguien más se sumará?


José María Costa

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