miércoles, 5 de diciembre de 2007

La guerra de las basuras



La política que sigue reciclando pobreza

La amenaza puede resultar anecdótica: un grupo organizado de “gancheros” (trabajadores el vertedero municipal Cateura) ha decidido llevar adelante una protesta cerrando el acceso a dicho vertedero a los camiones recolectores de la Municipalidad de Asunción. ¿El motivo? Reclamar que el personal que trabaja en dichos camiones no les haga “competencia” guardando por el camino los productos reciclados que ellos esperan con paciencia y ganchos en mano en el vertedero. Lo que faltaba: tenemos en puertas una “guerra de pobres” por las migajas de basuras.
No es la primera vez que sucede, pero déjenme poner este hecho en un contexto más amplio. Hace unos días, el Gobierno se rasgó las vestiduras porque un representante de un organismo internacional (la FAO, específicamente) se mandó una “pifiada” diciendo que el nivel de pobreza era del 44%, cuando que las cifras oficiales actuales muestran que la misma se ha reducido al 38%.

Admito que las cifras oficiales parecen mostrar un avance, pero ¿se puede vanagloriar alguien de dichas estadísticas?... Pues, para quien tenga la osadía de hacerlo, allí tenemos el ejemplo de Cateura. La pobreza muestra su rostro de marginalidad y desesperación: una “guerra entre pobres” se desata por la propiedad de la basura.

En medio de la anécdota, y escuchando a los protagonistas de tan singular batalla, aprendí que el panorama de la basura como fuente de trabajo (pretencioso por demás el concepto) incluye a varias categorías de “empleo”. Están los “gancheros de Cateura”, los “recicladores” a domicilio (esos que desarrollaron la destreza de abrir las bolsas negras, hurgar en ellas y dejarlas de nuevo en sus sitios), los “botelleros” especializados, los “recicladores” de baterías, restos de bronce, cobre, etc.

Viene al caso, al respecto, señalar que este rubro, desprovisto de marcos legales adecuados puede derivar en la facilitación de actividades delictivas (el robo de cables de cobre y otros en la vía pública o en casas) o en la generación de violencias de consecuencias imprevisibles (como el caso de las confrontaciones entre gancheros y recolectores, o, quién no pueda prever, batallas callejeras entre grupos de recicladores).

Generar empleo, el verdadero desafío

El reciclaje puede ser una fuente de ingresos pero convertirlo en un medio de combate contra la pobreza, o peor, permitir que sea un motivo de peleas entre los pobres, señalan poco menos que el fracaso de la sociedad y el Estado como articuladores del bienestar social. Esos “fantasmas” de la noche que recorren las calles en busca de plásticos, aluminio y cartones, son la revelación de la derrota de una política que no produce empleo, que no produce futuro, sino apenas escarba en la basura para “aguantar”.

Mucho que hablar puede dar el tema. Pero creo pertinente insistir en el punto central. Si la pobreza en nuestras ciudades se manifiesta con “guerras” por la propiedad de la basura, algo está mal… más allá de que las estadísticas “pifien” por 4 o 6 puntos porcentuales. La pobreza no se combate reciclando datos ni basuras. Se combate generando empleo para la gente.

José María Costa

1 comentario:

  1. ""permitir que sea un motivo de peleas entre los pobres, señalan poco menos que el fracaso de la sociedad y el Estado como articuladores del bienestar social.""!!!!!!!! OJO!!
    Aqui Usted se equivoca, pues no se trata de un fracaso del Estado como articulador del Bienestar Social - aqui la falencia es la TOTAL AUSENCIA DEL ESTADO

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