martes, 12 de agosto de 2008

La sandalia y el bastón


Contradicciones e incertidumbres en la alforja.

¿Quién será el Presidente Fernando Lugo que gobernará desde el viernes 15 de agosto? ¿Será el de la “izquierda moderada al estilo Uruguay y Chile” o el del “socialismo siglo XXI al estilo Cháves, Correa y Morales”? ¿El del “centro, poncho yuruicha”? ¿Será el de la justificación izquierdista de las “ocupaciones” o el de los pretextos derechoides de “conspiraciones y sabotajes”?

¿Quién será? ¿El del acceso a los cargos públicos por concurso de méritos o el de las nominaciones por cuoteos, “confianzas” y amistades? ¿Será el del rechazo a los hombres escombros o el del reciclaje de los mismos bajo el rótulo de “amigos que quieren el cambio”? ¿Será el de los ministros intachables o el de los que debieron apurar el “enjuague” de sus currículos con el guiño de Astrea? ¿Será el de las lealtades políticas hipervaloradas o el de la meritocracia anunciada en la campaña?

¿Quién será el que asuma y gobierne? ¿Será el de la Alianza Patriótica cuando era concertación o cuando fue cooptación de obsecuencias políticas? ¿El del P-MAS o el del PLRA? ¿El de Grillón o el de Filizzola? ¿El de Kencho o el de López perito? ¿Será el de las vendettas indisimuladas o el de la grandeza política? ¿Será el del gobierno excluyente o el que dijo que gobernará con todos y para todos los paraguayos?

Quien no tenga dudas o sospechas, que arroje la primera piedra. A juzgar por las contradicciones e incertidumbres que engalanan al nuevo gobierno, podremos construir empedrando por todos los rincones de la geografía nacional. Ahora que se acabó el tiempo electoral, ahora que se cierra el ciclo de “transición de mandatos”, ahora que cada vez habrá menos culpas ajenas y más responsabilidades propias, ahora que el cambio debe ser realidad y no mero discurso, ahora que acaba el cómodo balcón del opositor y empieza la terca realidad del oficialista, ahora es cuando se precisan definiciones y acciones, claras y contundentes, precisas y coherentes.

Ya no bastan anuncios de cataclismos o complots. Hacen falta anuncios de políticas claras y efectivas. Ya sobran los discursos populistas y las banderas romanticonas de revoluciones perimidas. Se precisan acciones eficaces y contundentes. Ya no debe conformar la luna de miel mediática cuando la esperanza de cambios reales puede crispar la paciencia a la vuelta de la esquina. La pobreza no se combate con ideología, sino con políticas sociales y económicas inteligentes. La falta de empleo no se revierte con prédica de haraganes o chupasangres; se supera con seguridad para las inversiones y políticas redistributivas eficaces.

¿Quién será el Presidente Fernando Lugo que tendremos desde el viernes 15 de agosto? ¿Será el de las sandalias franciscanas con votos de pobreza ratificados y no renunciados? ¿Será el del bastón con incrustaciones de oro y diamantes? ¿Será el de la opción por los pobres o el del flirteo con los poderosos? ¿El de los votos perpetuos o el de las posturas zigzagueantes? ¿El del Paraguay nuevo o el del Paraguay impredecible?

Entre contradicciones e incertidumbres, la única incontrovertible certeza es que la gente ha renovado su esperanza. De quienes inician el 15 un nuevo gobierno dependerá que la misma no se derrumbe con una nueva decepción.

José María Costa

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