lunes, 3 de septiembre de 2007

La llave del Titanic





140 mil dólares es la base de la subasta de la llave que quizás hubiera permitido que el Titanic se salvara de embestir contra un iceberg y no terminara hundido en el Atlántico norte, con la pérdida de miles de vidas humanas. Esta es la nueva historia que el consumismo romántico del siglo XXI descubrió sobre el cuasi legendario trasantlántico del siglo anterior. Un tripulante que fue descartado de la travesía y que bajó en un puerto intermedio se había llevado consigo la llave del armario de los binoculares. Y la historia se completa con la suposición de que la falta de estos esenciales equipos de navegación no permitió a los oficiales del Titanic divisar el enorme iceberg que terminó impactando en su casco y causando su naufragio.

¿Quién se robó los prismáticos del país?

En nuestra travesía nacional, alguien también parece haberse llevado la llave del armario de los binoculares. Parecemos vigías invidentes que no conseguimos divisar los icebergs que se acercan raudamente. La mezquindad política nos ciega. El miope afán enfermizo de poder nos impulsa sin prevención ni mesura hacia alta mar, desprovistos de planes o metas. El océano político se está llenando de témpanos de confrontación y fragmentación. El rumbo es dudoso y la incertidumbre es el único norte seguro.


En la clase política, del signo que fuera, cada vez es más difícil encontrar capitanes o timoneles con brújulas precisas. Los prismáticos no existen. El futuro más lejano que algunos perciben no pasa de la interna partidaria o los escarceos preelectorales del 2008. Los mapas son artículos en desuso. Nadie los consulta porque se prefiere seguir navegando a tientas, como en jangadas noctámbulas, cuando en realidad se tiene el desafío de conducir un país por mares tormentosos.


No contentos con la sensación que hay de estar yendo a la deriva de la historia, algunos prefieren seguir apostando al caos, otros prefieren agitar las aguas o pregonar el motín en un concierto de notas contrapuestas pero paradójicamente armónicas en torno a la inseguridad y la incertidumbre por el futuro.

Los témpanos que se avecinan

¿Quién se ha guardado la llave del armario de los binoculares que nos permitirían trazar un camino seguro hacia el futuro deseado? ¿Por qué no podemos ver los icebergs que se acercan velozmente y pueden acelerar el hundimiento de una nave que se agrieta peligrosamente entre la confrontación sectaria y los populismos efectistas? ¿Debemos los paraguayos creer todavía que para salvarnos debe haber un mesías con rango de capitán, tendotá, monseñor, general o lo que sea? ¿No será hora ya de extirpar de pensamientos mágicos la política y reclamar seriedad, responsabilidad, predecibilidad y transparencia a quienes quieren guiar la nave nacional?


¿Qué debemos hacer para evitar que los cantos de sirena del populismo –sean del signo que fueran- nos conduzcan irremediablemente hacia los témpanos del autoritarismo o la miseria micro y macroeconómica? ¿Qué catalejos podrán hacernos ver a distancia previsora los proyectos autoritarios que aunque se vistan de nombres libertarios dictatoriales quedan?


De preguntas y desafíos se llena la travesía. Si la respuesta fuera tan sencilla como 140 mil dólares para comprar una llave, seríamos felices. Pero no es así. Para recuperar la llave de nuestro futuro, en democracia no hay subastas ni remates. Hay elecciones. Y de nosotros depende que en ellas gane el mejor timonel y no el mejor postor.

José María Costa

5 comentarios:

  1. Hola Pepe, me parecieron muy apropiadas tus palabras con respecto a la
    "coyuntura del insulto" por encima del debate, del "vyrorei" por
    encima de las cuestiones que deben ser tratadas con profundidad. Me
    quitaste las palabras del pensamiento, realmente creo que mensajes,
    artículos y comentarios- como el tuyo- son esenciales en este tiempo
    en que necesitamos de periodistas que generen conciencia cívica y
    crítica.. y no sólo "vender".

    Un abrazo,

    Nadia

    ResponderEliminar
  2. Pepe. Que coincidencia!! siempre uso esa analogia, refieriendome al país o a algun kilombo gremial. " Estamos en la borda del Titanic". " La única pregunta posible es: donde estan los salvavidas"??. Ya no importa si quien no vio antes los iceberg si se tenia que doblar a la izquierda o la derecha...o si el paisaje..

    Siempre te leo. Que estes bien. Desiree

    ResponderEliminar
  3. Estimado Pepe:
    El artículo me pareción, en verdad, muy bueno.
    ¡Congratulaciones!
    Un abrazo.
    Daniel.-

    ResponderEliminar
  4. Muy buena analogía la tuya. Imaginativo como siempre.
    Un gran abrazo para vos y éxitos.
    Cordialmente:
    Darío Cardozo

    ResponderEliminar
  5. hola profe:
    ¡¡Que artículo!!
    Realmente ilustra nuestra situación. Como ciudadana, me indigna que "esa llave" pueda ser justamente uno o una de quienes te referías en el "rating del insulto".
    Espero que no sea así.
    Ah... y los otros artículos también son bien interesantes.

    ResponderEliminar