domingo, 10 de junio de 2007

Censura en Venezuela: ¿Una cuestión “interna” o una violación que agrede a la humanidad?



¿Y si analizamos el cierre del canal RCTV de Venezuela desde la óptica de los Derechos Humanos? Cuando un individuo –o todo un pueblo- es violado en un derecho humano fundamental, la cuestión no puede ser nunca un “asunto interno de un Estado”. Es una cuestión de humanidad, una cuestión de principios.

En el contexto internacional, hay pleno consenso acerca de cuáles son los derechos que pertenecen al ser humano por el mero hecho de ser tal. Los instrumentos internacionales suscriptos en el marco de la ONU o la OEA explicitan tales derechos, entre los cuales se hallan los vinculados a la libertad de expresión y el derecho a la información.

El carácter universal y de inalienabilidad de estos derechos consagrados a nivel mundial los hace reclamables más allá de las fronteras o los sistemas políticos vigentes. El problema de un atentado contra un derecho humano no es un problema de un país, de su gobierno, de una manera de encarar la política, de una adscripción ideológica. No es un “asunto interno”, sino un asunto de humanidad.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos (ONU, 1948) consagra el derecho de todo individuo “a la libertad de opinión y de expresión”, derecho que incluye “el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

Más explícitamente, la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica, adoptado a nivel continental en 1969 y suscripto y ratificado por Venezuela en 1977, señala los alcances del derecho a la libre expresión. Veamos:


“Artículo 13. Libertad de Pensamiento y de Expresión

1. Toda persona tiene derecho a la libertad
de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de
buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin
consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.
2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:
a) el respeto a los derechos o a la reputación de los demás, o
b) la protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud
o la moral públicas.
3. No se puede restringir el derecho de expresión
por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o
particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones”
Como se nota, las “vías o medios indirectos” como “el abuso de controles oficiales… de frecuencias radioeléctricas… o cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones” están prohibidos por dicha Convención, de la cual es signataria Venezuela, tal como nuestro país.

Pero no solo esto, Venezuela también reconoció la competencia de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, ambos órganos del sistema interamericano de justicia. Vale decir, la tradición democrática de esa nación hizo que ese Estado no sólo reconociera tales derechos, sino que se sometiera pública e internacionalmente a ser acusado o juzgado en el caso de que incurriera en violación de cualquiera de tales derechos, incluidos los de libre expresión e información.

Los tibios en Paraguay

¿Por qué debería ser entonces una cuestión de “asuntos internos” de un Estado el hecho de que su gobierno recurra a medios indirectos como la no renovación de una licencia para imponer una censura y coartar el derecho a la información de los habitantes de esa nación? Quien mire con los ojos de un “acto soberano” la medida de Chávez contra RCTV simplemente está abdicando de su sentido de humanidad para reconocer a un gobernante –de izquierda o de derecha, electo o no, legítimo o no- que tiene la potestad de violar un derecho humano básico sin consecuencia alguna a nivel internacional.

En Paraguay, algunos han tomado esta posición. Han preferido “no opinar” sobre “cuestiones internas” de Venezuela. Otros han defendido como “potestad soberana del Estado” la actuación de Chávez. Sin embargo, esto apenas revela impúdicamente la poca comprensión de la universalidad, inalienabilidad e irreversibilidad de los derechos humanos. Esto va más allá de Chavez, Venezuela o la ley que faculta a conceder o renovar licencias radiales o televisivas. Va al fondo de una cuestión resuelta en el siglo pasado por la humanidad: que los derechos humanos son para todos los hombres, sin restricción de fronteras, ideologías o sistemas políticos o religiosos.

Cuando un individuo –o todo un pueblo- es violado en un derecho humano fundamental, la cuestión no puede ser nunca un “asunto interno de un Estado”. Es una cuestión de humanidad, una cuestión de principios. Quien carezca de estos, es lógico que silbe y mire a otra parte.

José María Costa
10/junio/2007

El "socialismo" de Chávez

Gregorio Salazar es secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) de Venezuela. En una carta abierta a un colega uruguayo expone la situación de ese país con respecto a los ataques a la libertad de expresión protagonizados por el gobierno del Presidente Chávez. Lo transcribimos para la reflexión de todos.


Amigo Fernández, muchísimas gracias por su solidaridad.

Hay quien se empeña en concederle a Chávez un “beneficio de la duda”, que no merece, sobre todo porque usa las palabras socialismo e izquierda como un ropaje. El caso de RCTV es la medida más innecesaria y más temeraria que ha tomado Chávez en sus ocho largos años de gobierno. Lo controla todo en el campo institucional y va rumbo a convertirse también en un hegemón en el campo de las comunicaciones.

Algunos lo resuelven todo comiéndose el argumento de que los medios son golpistas. Bueno, entonces por qué le renovó- 48 horas antes de cerrar RCTV- a Venevisión, de donde salió Carmona Estanga la noche del 11 de abril del 2002. No sabe explicar por qué en cinco años no abrió un solo expediente por golpismo a ningún medio, si es que todo era tan evidente. El problema es que no quiere soltar el poder nunca más y no está dispuesto a tolerar medios que serán críticos de su pretendida reforma constitucional y que potenciarán el ya existente rechazo que hay en la población a este proyecto, es decir la reelección indefinida.

Por lo demás, el cierre de RCTV ha hecho crujir su base de apoyo. Los cacerolazos en las zonas populares, como expresión de rechazo, fueron increíblemente estruendosos. Yo no estaba en Venezuela, pero es el testimonio que he recogido de familiares, colegas y amigos.

La protesta estudiantil no cesa. La condena internacional es casi total, con excepciones como el senado uruguayo. Mañana marchan las mujeres. Pero, ¿se sabe en el extranjero que ya Chávez ha dicho que no quiere sindicatos, que no quiere autonomía universitaria, que también tiene amenazada de cierre a Globovisión, que quiere destruir a Empresas Polar, la más importante productora de alimentos del país, y que Cuba nos cuesta tres mil millones de dólares anuales a los venezolanos?.

No le alargo la lista para no fastidiarlo, pero le agrego dos más: ha emplazado a los militares a decir “patria, socialismo o muerte”, “desde el fondo de su corazón” o de lo contrario deben pedir la baja. Ordenó a los partidos que lo apoyaban, incluyendo al Partido Comunista de Venezuela (PCV), con más de 70 años de existencia, que se disuelvan para formar su partido único. Estos se resisten, lo cual les acarrea toda clase de insultos.

Asimismo, su lenguaje es francamente vejatorio para con la ciudadanía. El domingo dijo que quien no estuviera de acuerdo con su proyecto, “que se vaya para el carajo”. Así mismo. Entonces, ¿hasta cuando se le alcahuetea en el exterior sólo porque y que es de izquierda o que tiene una abultada chequera?. Estarían los colegas del extranjero que son condescendientes con Chávez a soportarlo en sus propios países. Quiten a Tabaré y pongan a Chávez a ver si se lo calan mansamente..

Y lo peor, su verdadero combustible político es sembrar el odio entre la población, de venezolanos contra venezolanos. Chávez, créame, es una desgracia nacional.
Lo autorizo a difundir este correo entre quienes usted considere pertinente.
Un abrazo,

Gregorio Salazar
Secretario General
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP)

domingo, 3 de junio de 2007

Aló Censura!

Podrán cortar una flor, pero no podrán detener la primavera”.

Con esta frase, Radio Ñandutí, perseguida, atropellada y finalmente clausurada por la dictadura stronista, ponía un toque de esperanza para la ciudadanía que estaba cansada de los atropellos del tiranosaurio a la libertad de expresión. En esa coyuntura de hace menos de tres décadas atrás, el Sindicato de Periodistas del Paraguay sumaba su voz, su fortaleza moral y su firmeza cívica contra los arrebatos del Dictador. Y la sociedad civil, que clamaba libertad, veía en el SPP un baluarte de la libertad de prensa, de la libertad de expresión.

¿Cómo puede un gremio con una historia rica en la defensa de la libertad sucumbir en el lodo de la obsecuencia y del oportunismo político? ¿Qué desatinadas brújulas ideológicas han llevado al abismo de sus principios a un Sindicato que nació y se fortaleció pese a los garrotes del totalitarismo? ¿Con qué derecho se vacía de contenidos y principios a un Sindicato para llenarlo de dogmas y delirios snobistas? ¿Cómo desde el espacio que históricamente fue de debate y pluralismo se puede entender como “saludable” una censura que es la expresión concreta y cruel del totalitarismo y el desprecio al disenso?

Stroessner tenía muchas maneras de cercenar las libertades de expresión y de prensa. Desde “carnés” para prohibir que periodistas “enemigos” hablen en programas radiales o televisivos hasta “resoluciones administrativas” para prohibir la circulación de un periódico; desde atropellos a pedradas dirigidos por sus huestes más salvajes hasta “interferencias” técnicas a radioemisoras “opositoras”. Los únicos que pensaban que éstas censuras a las voces disidentes eran “saludables” eran los corifeos que vivían adulando al dictador.

La libertad de expresión y el derecho a la información son fundamentales y esenciales al ser humano. Esto no depende del cristal ideológico o político con que se mira. Hay una sola libertad de expresión: la que es un derecho inalienable cuyo ejercicio debe ser garantizado sin censura previa, para que las sociedades se expresen y se informen en el proceso de participación y construcción democrática. Esto está consagrado taxativamente por todos los instrumentos internacionales de Derechos Humanos.

Por eso, frente a la censura impuesta al Canal RCTV de Venezuela (con el nombre o la sutileza que haya elegido en su afán totalitario el Presidente Chávez), los que alguna vez fuimos dirigentes del Sindicato de Periodistas del Paraguay debemos sentar una posición inequívoca y pública a favor de la libertad de expresión y de repudio a cualquier tipo de ataque o censura en contra de dicho derecho esencial. Para tratar, al menos de rescatar a nuestro antiguo gremio del fango de la obsecuencia y el desatino.

Hago este llamado a mis compañeros de lucha de muchos años, a los compañeros que ocuparon en algún momento, como yo, el honroso puesto de Secretario General o Secretario General Adjunto del SPP. Y lo hago habiendo sido yo también objeto de una censura disfrazada de “decisión empresarial”, cuya imposición no generó crítica alguna en la actual directiva del gremio. Hoy veo por qué.

José María Costa
31/05/07