martes, 1 de julio de 2008

El Parlamento que esperamos








Necesitamos un Parlamento serio y responsable. Que se ocupe de las verdaderas necesidades de la gente. Un Parlamento con legisladores que legislen para todos. Que “todos” incluya también a ellos mismos y sus parientes y correligionarios.

Precisamos un Parlamento sin populismos ni demagogias. Sin medias verdades convertidas en mentiras rotundas. Sin poses grandilocuentes que ocultan miserias y mezquindades políticas. Un Parlamento que tenga firmeza para legislar aún contra los intereses de grupos fácticos o círculos de poderosos. Un Parlamento que tenga argumentos y responsabilidad para decidir en nombre de todos los paraguayos y no bajo presión de algunos.

Requerimos un Parlamento que use de sus atribuciones para legislar y controlar, y deje de abusar del derecho y de las interpretaciones retorcidas de la Constitución. Un Parlamento que sea consciente de que el mandato del pueblo es que haya equilibrio e interdependencia entre los Poderes y no una autocracia parlamentaria basada en mayorías más o menos inestables. Un Parlamento que comprenda que el Ejecutivo debe poder gobernar y administrar, y el Poder Judicial es único habilitado para interpretar y aplicar la Constitución y la ley.

Precisamos un Parlamento que gaste menos y produzca más. Que tenga más legisladores y menos fantasmas que apenas saben levantar las manos. Queremos parlamentarios que dejen de autoasignarse aumentos salariales, exenciones impositivas y aguinaldos ilegales y se autoasignen más responsabilidades y preocupaciones por el bienestar del pueblo que los votó. Legisladores que ya dejen de proponer “pensiones graciables” o rubros presupuestarios nuevos para perpetuar el clientelismo político. Legisladores que se ocupen más de sus votantes y menos de sus familias, parientes, compadres, punteros políticos y amantes. Legisladores que no utilicen los vehículos del Estado para hacer proselitismo o parrandear los fines de semana y luego se excusen diciendo que son viajes “de trabajo”. Parlamentarios que trabajen aunque no haya cámaras de televisión ni prensa “amiga”.

Queremos parlamentarios con dignidad y altura. Que no se pierdan en discusiones bizantinas o “vicentinas”. Que no busquen “la quinta pata al gallo” ni hagan discursos populistas sobre un país “de maravillas” mientras la migración sigue en busca de empleo y mejor futuro. Que nunca más conviertan las sala de sesiones en espacios de pugilato o cyber-porno. Que no deban recurrir a la grosería y la chabacanería para sostener sus sinrazones.

Esperamos legisladores que cumplan la Constitución y las leyes cuando les convengan y cuando no. Cuando ellas se adecuen a sus intereses y cuando los contradigan. Que no adopten posturas farisaicas ni se rasguen las vestiduras cuando ayudan a violar la ley con pretextos inverosímiles y autocomplacientes.

Esperamos parlamentarios que no vendan proyectos de ley, ni alquilen bancas, ni subasten mayorías, ni hipotequen votaciones, ni rematen una falta de quórum. Que impongan razones y no aplanadoras; argumentos contundentes y no extorsiones. Que nos den razones para la esperanza y no motivos para la frustración. Que tengan criterios nuevos y no repitan vicios viejos. Esperamos, en fin, parlamentarios nuevos para un nuevo Paraguay. ¿Será mucho pedir?

José María Costa

No hay comentarios:

Publicar un comentario