lunes, 8 de septiembre de 2008

Curiyumanía palaciega


Los que conspiran… contra la credibilidad de Lugo

Que la noticia haya recorrido el mundo y al final todo haya quedado en la nada, no es tan preocupante. De todos modos, esto no hace sino confirmar nuestra tradición de país del opareí.

Que se hayan movilizado gestiones diplomáticas oficiales para recibir los infaltables respaldos formales, no es tan preocupante. De todos modos, esas cosas se hacen nomás luego para ratificar el compromiso democrático de la “comunidad internacional”.

Que nadie haya investigado ni pedido formalmente una investigación oficial sobre la denuncia ídem, no es tan preocupante. De todos modos, no será la primera vez en nuestra historia política que una versión oficial que se escenifica con fanfarrias y burumbumbúm, sea seguida por un silencio oficial que apela a la tradicional desmemoria de la gente.

Lo preocupante, lo realmente preocupante, es cómo se juega de manera irresponsable con el gran valor recuperado de este tiempo político: la credibilidad.

Las conspiraciones no se denuncian; se investigan. Los intentos golpistas no se responden con mantos de silencio; se castigan. Las confabulaciones no se develan; se combaten con la eficiencia y la ratificación de la legitimidad y la legalidad del poder que se ostenta.

Nadie puede dudar de que haya mentes “conspiro-maníacas” (permítanme el neologismo) en un país cuya historia está hilvanada de ellas. Nadie tampoco puede ser tan ingenuo en quedarse con una versión, menos aún la oficial, cuando más que con pruebas o evidencias, se sustentan denuncias con suposiciones o fuentes únicas. Aquello de que “la palabra de un militar vale más que mil leyes” debió haber quedado enterrado en nuestra historia. (Había sido que teníamos “demócratas” que sí estaban dispuestos a desenterrar esta teoría con tal de que sirva a sus intereses). Definitivamente, si hay conspiraciones, no es bueno alertarlas; lo mejor es investigarlas para castigarlas… salvo que en realidad no se quiera tal cosa.

Más allá del efecto disuasivo que tuvo políticamente en ciertos sectores la tal denuncia de conspiración para volcar el resultado de la crisis del Senado a favor del oficialismo, la consecuencia negativa y riesgosa para nuestra institucionalidad es la herida profunda que abre en la credibilidad del Presidente de la República. Si un elemento fundamental ha aportado la aparición de Lugo en este tiempo, es la recuperación de la credibilidad en la acción política. Esto es esencial para que se recupere la legitimidad y el valor de la política en un país donde los políticos cayeron en el más profundo descreimiento y el desprestigio,

Por eso, duele ver que se bastardea dicha credibilidad, se juega con ella, se la arriesga innecesariamente, se la usa y abusa irresponsablemente, se la hipoteca bajo ingenuas –o malintencionadas- artimañas politiqueras que, como en la historia de la curiyú de nuestro periodismo, recorren el mundo, pero finalmente se quedan en la nada. O sea, opareí.

José María Costa

Obs: "Curiyu", nombre en guaraní de una especie de boa contritora que habita Paraguay y parte de América del Sur. En el 2007, la prensa paraguaya publicó una noticia acerca de que una "curiyú" gigante mató y se tragó a un campesino. La noticia recorrió el mundo. Unos días después se comprobó que la noticia transmitida fue apenas la invención de una mujer campesina con problemas mentales.

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