martes, 7 de abril de 2009

Teología de la sensatez


¿Democracia plebiscitaria para gusto de los chantajistas?

Este momento político precisa de sensatez y prudencia. Los que ejercen el poder deben hacerlo con madurez y seriedad, y los que ostentan posiciones de credibilidad en la opinión pública deben actuar con suma responsabilidad.

Con todo el respeto y la admiración que sigo teniendo por Monseñor Mario Melanio Medina, no me parece beneficioso para la institucionalidad republicana que un pastor de la Iglesia Católica, con todo lo que ella tiene de predicamento en el pueblo, formule –o aunque más no sea “transmita”, como se pretendió explicar- planteamientos que no sólo contradicen la letra y el espíritu de la Constitución Nacional, sino enervan esencialmente las raíces de la democracia representativa y del sistema republicano de gobierno.

Hemos escuchado que basado en el sentimiento de que “no lo dejan gobernar” a Lugo, se propone una especie de plebiscito revocatorio de mandato contra los poderes Legislativo y Judicial. Digámoslo concretamente: El plebiscito revocatorio, que consiste en llamar a consulta a la ciudadanía para ratificar o revocar el mandato de una autoridad, no existe en nuestro país. Nuestra Constitución no lo contempla. El referéndum legislativo, que es otra figura absolutamente distinta, no corresponde a lo que Monseñor Medina lanzó como “posibilidad”, según él, haciéndose eco de un “deseo de la gente, del pueblo”.

Más allá del desprestigio de ciertos componentes de ambos poderes del Estado, o de las críticas que razonablemente pudieran ejercerse frente a ellos, no es recomendable y hasta puede ser peligroso alentar posiciones anticonstitucionales. Sobre todo porque el alud de ilegalidades que uno provoque puede tragarse todo, hasta los valores que pretende defender.

Pero además de esto, es creciente y justificada la sensación de que el principal problema de este Gobierno no es ni ha sido hasta ahora la oposición o los poderes fácticos de sectores ligados a anteriores regímenes. El “cambio seguro” que se proclamaba no llega simplemente por falta de norte en el timón de la nave, o por la excesiva displicencia para la toma de decisiones o, finalmente como se ha demostrado en la actual polémica de los sesameros, por la vigencia del prebendarismo como sustento del “poder” político. El cambio seguro no ha sido de mecanismos y objetivos, sino hasta ahora apenas de protagonistas. Y en esto, poco o nada han tenido que intervenir los opositores políticos a Lugo: los propios amigos o sostenedores bastan para causarle ingentes problemas al gobierno.

Agitar las banderas de una democracia plebiscitaria puede provocar mayores desatinos y hasta la irrupción institucionalizada del chantaje y la extorsión de parte de las “fuerzas de choque” que pretenden autoerigirse en “baluartes” del gobierno de Lugo. No debemos olvidar que la propia Constitución establece que quien pretenda subvertir el Estado de Derecho que se basa en el sistema republicano y democrático se pondrá fuera de la ley y sus actos serán nulos.

En plena semana de alto contenido religioso es deseable, pues, que imperen valores como la sensatez y la responsabilidad, tanto en los discursos como en las acciones.

José María Costa

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