domingo, 25 de marzo de 2012

Escuela-prostíbulo

Si los padres necesitan de los niños para mendigar mejor… Si un bebé en brazos es mucho más “rendidor” para la recaudación… Si los mocosos pueden ayudar a “llevar el pan a casa” pidiendo plata en cada esquina, trotando entre autos y asfalto caliente… ¿Por qué deberemos negarles el derecho a la educación? La solución: abramos escuelas y guarderías “semáforos”. Instalémoslas bajo carpas o entre cartones, allí en cada esquina donde se concentran la mendicidad y la miseria… Hagámoslo para “asegurar” el derecho a la educación de estos pequeños…

Si hay padres o tutores que no dudan en explotar sexualmente a sus hijos o a hijos ajenos… Si el negocio de la pornografía infantil debe seguir siendo lucrativo… Si niñas abandonadas son arrastradas al submundo de la prostitución por adultos inescrupulosos… ¿Por qué habríamos de castigarlos también con la falta de educación? La solución: abramos “escuelas-burdeles” allí donde los adultos los mantienen coaccionados y al servicio de sus oscuros propósitos… Quizás después pensaremos cómo arrancarles de esa situación de explotación…

Si la pobreza extrema se vuelve más extrema viviendo en la calle… Si niños abandonados son llevados a la droga para luego ser parte del ejército de “pirañitas” al servicio de algún adulto explotador y delincuente… ¿Por qué deberíamos profundizar esta marginalidad negándoles la educación a estos niños? La solución: abramos “escuelas-pirañas” donde se congregan habitualmente estos cardúmenes de inimputables sometidos a los criminales antojos de un “jefe” adulto…

La lista y la ironía pueden alargarse aún más… Pero más extendida resulta la estupidez humana, que supera ampliamente cualquier imaginación, sobre todo cuando se ornamenta con afanes politiqueros.

Es la misma estupidez que piensa solventar un derecho de la niñez a través de una solución que sólo profundizará su marginalidad, su miseria y los riesgos de una vida en la cornisa sobre el abismo de la delincuencia. Y de paso, institucionalizará la precariedad de un sistema educativo que antes que avanzar, retrocederá y se hundirá aún más.

Las “escuelas carperas” no son una solución para los niños hijos de “carperos”. Son un guiño insensato e inmoral para adultos inescrupulosos que no dudan en instrumentar y avasallar el derecho de los más inocentes. Y lo hacen, lamentablemente, con la complicidad de quienes constitucionalmente tienen el deber subsidiario de protegerlos.

En definitiva, parece que algunos no entienden que la consigna constitucional y ética es preservar el “interés superior del niño” y no los intereses rastreros de ciertos adultos.

José María Costa

(Publicado en "Blogueo, luego existo" - ABC Digital - Febrero/2012)

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