domingo, 3 de junio de 2007

Aló Censura!

Podrán cortar una flor, pero no podrán detener la primavera”.

Con esta frase, Radio Ñandutí, perseguida, atropellada y finalmente clausurada por la dictadura stronista, ponía un toque de esperanza para la ciudadanía que estaba cansada de los atropellos del tiranosaurio a la libertad de expresión. En esa coyuntura de hace menos de tres décadas atrás, el Sindicato de Periodistas del Paraguay sumaba su voz, su fortaleza moral y su firmeza cívica contra los arrebatos del Dictador. Y la sociedad civil, que clamaba libertad, veía en el SPP un baluarte de la libertad de prensa, de la libertad de expresión.

¿Cómo puede un gremio con una historia rica en la defensa de la libertad sucumbir en el lodo de la obsecuencia y del oportunismo político? ¿Qué desatinadas brújulas ideológicas han llevado al abismo de sus principios a un Sindicato que nació y se fortaleció pese a los garrotes del totalitarismo? ¿Con qué derecho se vacía de contenidos y principios a un Sindicato para llenarlo de dogmas y delirios snobistas? ¿Cómo desde el espacio que históricamente fue de debate y pluralismo se puede entender como “saludable” una censura que es la expresión concreta y cruel del totalitarismo y el desprecio al disenso?

Stroessner tenía muchas maneras de cercenar las libertades de expresión y de prensa. Desde “carnés” para prohibir que periodistas “enemigos” hablen en programas radiales o televisivos hasta “resoluciones administrativas” para prohibir la circulación de un periódico; desde atropellos a pedradas dirigidos por sus huestes más salvajes hasta “interferencias” técnicas a radioemisoras “opositoras”. Los únicos que pensaban que éstas censuras a las voces disidentes eran “saludables” eran los corifeos que vivían adulando al dictador.

La libertad de expresión y el derecho a la información son fundamentales y esenciales al ser humano. Esto no depende del cristal ideológico o político con que se mira. Hay una sola libertad de expresión: la que es un derecho inalienable cuyo ejercicio debe ser garantizado sin censura previa, para que las sociedades se expresen y se informen en el proceso de participación y construcción democrática. Esto está consagrado taxativamente por todos los instrumentos internacionales de Derechos Humanos.

Por eso, frente a la censura impuesta al Canal RCTV de Venezuela (con el nombre o la sutileza que haya elegido en su afán totalitario el Presidente Chávez), los que alguna vez fuimos dirigentes del Sindicato de Periodistas del Paraguay debemos sentar una posición inequívoca y pública a favor de la libertad de expresión y de repudio a cualquier tipo de ataque o censura en contra de dicho derecho esencial. Para tratar, al menos de rescatar a nuestro antiguo gremio del fango de la obsecuencia y el desatino.

Hago este llamado a mis compañeros de lucha de muchos años, a los compañeros que ocuparon en algún momento, como yo, el honroso puesto de Secretario General o Secretario General Adjunto del SPP. Y lo hago habiendo sido yo también objeto de una censura disfrazada de “decisión empresarial”, cuya imposición no generó crítica alguna en la actual directiva del gremio. Hoy veo por qué.

José María Costa
31/05/07

1 comentario:

  1. Muy oportuno tu comentario, la libertad no es apenas un derecho sino tambien una necesidad del ser humano, una persona que no puede expresarse no es um humano pasa a ser un objeto

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