martes, 10 de marzo de 2009

La licitación del César…


Luces amarillas en medio de la blanca leche

La mujer del César no sólo debe ser honesta, sino parecerlo. De la misma manera, las licitaciones del gobierno del cambio, no sólo deben ser, sino parecer íntegras. Deben estar rodeadas de la más alta legitimidad y la más prístina transparencia. No deben dejar ni un atisbo de duda o sospecha. No deben repetir errores ni corrupciones ajenas, ni inventar o aposentar las propias y mucho menos dejar evidencias de que los cambios sólo han sido de “roscas” y no de actitudes.

En estos días, la Gobernación Central, contra viento y marea, contra protestas y reclamos, y sobre todo, contra sugerencias explícitas de la propia Dirección de Contrataciones Públicas, llevó adelante un proceso licitatorio que ha marginado en sus requisitos no sólo a productores nacionales de leche fluida sino también a empresas de productos deshidratados. La madre de todas las sospechas: una sola empresa presentó oferta en la licitación que utilizará algo así como 19 mil millones de guaraníes de los contribuyentes. Y, oh casualidad, es la misma empresa que viene ganando las licitaciones en dicho Departamento desde hace años. Eso, sin contar con otras casualidades ya ampliamente publicitadas.

Pero no me detendré en si hay o no privilegios políticos en dicha licitación. Lo que creo importante es que desde el propio Estado, desde el Gobierno central y los gobiernos descentralizados, sobre todo los que han enarbolado la bandera del “cambio”, se comprenda que con el discurso no se cambia nada. Son los hechos y las actitudes las que pueden ayudar al cambio. De lo contrario, las meras palabras sólo eternizan el gatopardismo en la gestión pública. Y la frustración en la población.

Me sorprendió la tajante y provocativa respuesta que dio el Vicepresidente de la República cuando le consultaron sobre las protestas y reclamaciones realizadas contra el proceso licitatorio para provisión del llamado “vaso de leche” en la Gobernación del Departamento Central. Dijo sencillamente que dichas protestas eran “una maldad”. Vaya estímulo que tendrán los ciudadanos para ejercer su rol contralor si nada más y nada menos que el número 2 del Ejecutivo se despacha de esta manera ante los profusos y razonables cuestionamientos hechos desde distintos sectores. Si con esto cree que ganará confiabilidad…

¿Cómo va a pretender descalificar el Vicepresidente –oh casualidad, anterior gobernador del mismo Departamento que era proveído por la misma empresa- un justo reclamo hecho por cientos de productores lácteos al ser prácticamente dejados de lado por un pliego licitatorio que privilegió un rubro que no se produce en el país? ¿Maldad? ¿Y no era que en el Gobierno y en dicha Gobernación se iba a “estimular la creación de empleo” y “el combate a la corrupción”? Creo que menos soberbia, y más humildad y disposición a ser controlados por los mandantes que somos los ciudadanos es lo que debieran demostrar ciertas autoridades. Me imagino cuál hubiera sido la reacción de éstas si la misma historia hubiera sido protagonizada por gobernantes y políticos de otro color…

Hasta la blanca leche se tiñe de sospechas si las licitaciones no son transparentes, participativas y competitivas. La cuestión no pasa por comprar leche fluida o en polvo, sino por tener una gestión pública fuera de toda sospecha. Éste es el cambio que todos seguimos esperando.

José María Costa

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