viernes, 26 de junio de 2009

Concursos de papel


Prebendarismo disfrazado de “transparencia”

“¡Nambréna! Yo sabía luego que no me iban a elegir, si no tengo padrino en ningún lado. Me hicieron llevar todos los documentos y ahora nadie me dice por qué no me eligieron. Solo me dicen ‘allí está la lista, fijate si figura tu nombre’ ¡Todo es bolaterapia!”.

Esta fue la reacción que escuché de una joven de 19 años, bachiller en ciencias de la salud, decepcionada porque no apareció en la lista de seleccionados de un “concurso” realizado días atrás por el Viceministerio de la Juventud para un programa de primer empleo en el proyecto “Hospital Amigo” del IPS. En otros ministerios y entidades del Estado también se vienen haciendo “concursos” para llenar cientos y cientos de cargos, con mecanismos que en general tratan de presentarse como transparentes pero en muchos casos hacen agua e inundan de sospechas y dudas los procesos.

Se preparan entre cuatro paredes, algunos se “publican” pero cuidando muy bien de no difundir para evitar postulaciones a granel; otros, en cambio, se presentan en sociedad con bombos, platillos y fanfarria mediática pero se procesan sin conocer cómo se evalúan a los candidatos y se presentan los resultados sin que los postulantes no seleccionados sepan qué criterios usaron para descalificarlos. Son los “concursos para cargos públicos” de la era luguista. Salvo excepciones, esta tónica ha venido dándose en varios ministerios y entes públicos para “disfrazar” la subsistencia del prebendarismo que lleva “61 años” y más en el poder…

Uno de los mecanismos para “disfrazar” de transparencia un proceso es la “publicidad” de los concursos. Levantar los requisitos del mencionado concurso en el sitio web de la institución suele ser la única “publicación” que muchas veces se hace. Se “cumple” con la publicidad, pero no hay muchas veces voluntad de “divulgar”. Tal vez, para evitar que se reduzca la cantidad de postulantes. Este criterio preserva que “los amigos” estén siempre enterados y el ciudadano común que quiera buscar alguna vacancia en la función pública se enrede con la maraña desordenada y caótica de información estatal desperdigada por miles de recursos informacionales. La lógica moderna de la desinformación: inundar la plaza de información irrelevante para ocultar la importante y esencial.

Otro mecanismo es que los postulantes muchas veces no conocen la existencia de criterios objetivos para la evaluación de sus currículos. Nadie sabe cuánto vale una licenciatura o un curso de posgrado o una experiencia laboral en el ámbito requerido. Con esto, se abren las más amplias carreteras para mantener la circulación de criterios subjetivos y arbitrarios –fácilmente prebendaristas- para la incorporación a cargos públicos.

Finalmente, ligado con lo anterior, en la mayoría de los casos se dan a conocer los “resultados de la selección”, sin que se sepa en base a qué fueron seleccionados los afortunados nuevos funcionarios. En algunos casos, como en las entidades binacionales, los “resultados” se dan en forma de “números”: es decir, solamente el seleccionado sabe si fue electo o no, con lo cual nadie puede saber quién fue elegido. Y mucho menos por qué.
En fin, nobleza obliga, hay que decir que existen excepciones. Entre ellos, citemos los concursos docentes que, en cierta medida, han sido dotados de criterios más objetivos (exámenes públicos, sistemas de puntajes, etc.) que ayudan a la transparencia. Pero también hay que decir que en este país, en el cual “hecha la ley, hecha la trampa”, desde hace décadas el acceso a la función pública es un terreno plagado de prebendarismo, padrinazgos y tráfico de influencias, tal y como sucede con el ámbito de las contrataciones públicas en general.

Llenarse la boca de “transparencia” sin hacerla vigente y real, no cambia los “61 años” a los que se siguen achacando todos los problemas actuales y en los cuales se siguen excusando todas las ineficacias institucionales por doquier. El acceso a la función pública es un derecho de todo paraguayo y toda paraguaya. Quienes en vez de actuar con patriotismo sólo disfrazan de “transparencia” los procesos de selección para que siga reinando el prebendarismo, están matando esperanzas jóvenes que seguirán ampliando el caldo de cultivo de la decepción.

José María Costa

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