lunes, 27 de octubre de 2008

La estaca y el bicho que aún faltan


Solidaridad y sociedad civil pese al Estado.

Unas 50 mil personas consumieron los 26.145 kilos de carne en alrededor de 6 horas. Es el nuevo récord Guinness inscripto para Paraguay de la mano de Humberto Rubin y un enorme grupo de voluntarios. Lo recaudado se destinará a las obras benéficas de las fundaciones Kuña Aty y Asoleu (calculando a Gs. 15.000 por persona, como costaba la entrada, se tendrían alrededor de 750 millones de guaraníes, sin contar los gastos organizativos). Buen dinero y noble emprendimiento. Felicitaciones a todos, participantes y organizadores, aunque no faltaron los quejones ni las protestas que caben dentro de lo eesperable para megaeventos como estos.

Lo que me motiva a la reflexión es la convocatoria y el movimiento de solidaridad generado. Algo nada extraño en el mentor principal de esta actividad, pero que me lleva a reflexionar sobre la importancia del aporte del sector privado y de las organizaciones sin fines de lucro o asociaciones benéficas en nuestro país donde el Estado sigue ausente o sigue demostrando poca eficacia en su razón de ser. Y ahí me viene a la memoria que anualmente desde el Presupuesto General de la Nación se sigue sosteniendo a organizaciones no gubernamentales y fundaciones entre las cuales muchas ni siquiera rinden cuenta de sus acciones y mucho menos de los recursos que reciben del erario público.

Este reclamo, que ya algunos legisladores lo hicieron años atrás y lo siguen repitiendo, sin embargo, no tiene respuestas lógicas o permanentes. En algún momento, las ONGs y fundaciones “fantasmas” desaparecen, pero vuelven a aparecer, dela mano de algún padrinazgo parlamentario. O, por el contrario, cuando arrecian los reclamos, la presión y los requisitos se endurecen apuntando hacia las organizaciones que sí demuestran una existencia real y eficiencia en sus acciones.

Una “mínima” prueba de esto lo constituyen los mil y un requisitos establecidos para crear, activar o hacer funcionar legalmente una fundación o una Organización sin fines de lucro, que desde el Estado apuntan más bien a “desalentar” el desarrollo del “tercer sector” en nuestro país que a garantizar la legalidad de las ONGs. Hay una veintena de requisitos y otros tantos documentos, así como tener el aval y el “permiso” de al menos media docena de Ministerios, sin contar con los procedimientos absolutamente ilógicos en una decena de oficinas y registros estatales. Todo esto no logra amilanar a los “propulsores” de ONGs fantasmas, porque ellos siempre tienen algún padrino que “mueva” los papeles o el dinero suficiente para las coimas. Lo que sí desalienta es a la iniciativa realmente genuina de la sociedad civil que quiere organizarse en pro de objetivos y finalidades comunes, muchas veces ligados a necesidades desatendidas por el Estado.

La burocracia del Estado, cuyo corazón es el Ministerio de Hacienda y su subsecretaría de Tributación el hígado (por eso golpea siempre tan fuerte), es una máquina que amedrenta y castiga a la iniciativa de la sociedad civil, además de, como ya conocemos, dificulta y tortura a quien en el ámbito comercial opta por ser legal y cumplir con los tributos. Esto, en un país donde el Estado cumpliera con las necesidades de la gente, no sería tanto problema, pero tratándose del nuestro, lo único que hace es reducir la capacidad y entusiasmo de la ciudadanía para responder, autogestionándose, a las urgencias y necesidades de la sociedad. Y de paso, lo que sí hace, es pervertir el sentido del Estado de Derecho para vigorizar el imperio de las trabas burocráticas que alimentan al Estado de la Coima. Trabas que batirían todos los récords de Guinness, por cierto.

Todos bicho que camina va a parar al asador. El domingo se logró un récord en consumición de carne y quizás en recaudación de fondos para la beneficencia. Ojalá haya habido más estacas para que el bicho de la burocracia, que no camina ni deja que otros caminen, también sea achicharrado y deglutido por la fuerza de la sociedad civil organizada. Si esto lo puede promover Rubín, bienvenido sea otro megaevento carnívoro. Si es posible, burocratofágico.

José María Costa

No hay comentarios:

Publicar un comentario